El Credo de los Apóstoles, aunque no fue escrito por los apóstoles, es el más antiguo de la iglesia cristiana y es la base para otros que lo siguieron. Su forma más usada es:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, sufrió bajo Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y enterrado. Descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo, y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso; desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección del cuerpo y en la vida eterna. Amén.
En su forma más antigua, el Credo de los Apóstoles se remonta al menos al año 140 D.C. Muchos de los primeros líderes de la iglesia resumieron sus creencias como si tuvieran la oportunidad de defender su fe – ver, por ejemplo, 1 Timoteo 6:12. Estas declaraciones se desarrollaron en una forma más estándar para expresar la confesión de fe en el momento del bautismo. No es la Escritura, pero es una simple lista de las grandes doctrinas de la fe.
La palabra «católica» significa «relacionada con la iglesia universal» y fue la palabra utilizada en la versión original del Credo. No significa la Iglesia Católica Romana, sino la Iglesia, el cuerpo de Cristo, como una comunidad universal. La frase, «Descendió a los infiernos», no era parte del credo en su forma más temprana.
Existen ahora muchas aplicaciones que sirven para rezar el credo, como Credo Católico, Oraciones Católicas entre otras.
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